Acariciando el cielo

Acariciando el cielo: caminatas por las cumbres

Nuestras sierras están llenas de cumbres míticas. Nuestra presencia allí arriba nos hace estremecer de emoción, parece que si levantamos la mano podríamos acariciar el cielo, los paisajes son inigualables, vemos el mundo a nuestros pies.

Alcanzar las cumbres no es sinónimo de empeño agotador, es frecuente que alcanzar estos colosos requiera de un esfuerzo al alcance de un senderista acostumbrado a Caminatas de nivel medio.

Y una vez arriba, parafraseando al gran Costancio Bernaldo de Quirós: …nuestras cabezas se llenaran de pensamientos sugeridos por la grandeza del espectáculo inefable.

Aquí traemos aquellas Caminatas que subiendo a las cumbres no tienen cabida en las temáticas de árboles singulares, como es el caso de la Sierra de la Cabrera, o no se apoyan en los caminos de gran recorrido, como es el caso del Pico del Oso y Pasapán en la segoviana Mujer Muerta.

Como escribió Luis Felipe Vivanco en su poema dedicado a Siete Picos: Después, en el silencio de la cumbre,/ mi silencio interior bebe la lumbre / de la mañana inmensa aleteante.